El gran reto de las escuelas de negocios no
es la tecnología, es la formación de líderes empresariales honestos.
Es conocido por todos en el mundo, en especial en
el Perú, el alto nivel de corrupción que involucra a dirigentes políticos, funcionarios
del Estado, ministros, presidentes y altos directivos del sector empresarial.
Estas personas involucradas, y muchas de ellas encarceladas en prisión, son
profesionales formados en universidades de prestigio, posiblemente unas mas que
otras, pero la mayoría de ellos recibieron formación académica en instituciones
académicas debidamente reconocidas en el país.
Es evidente, que la formación en valores empieza
desde el hogar, cuando uno es niño, esta formación se recibe departe de los
padres y cuando uno se vuelve adulto, es reflejo, la mayoría de las veces, de
esta educación. Esto se nota desde el colegio, cuando uno se rehúsa a copiar
las respuestas del cuaderno del compañero; en la universidad, cuando se trata
de trabajar en equipo y uno colabora y participa en vez de permitir que los
demás compañeros realicen el trabajo que le corresponde a uno; y luego en la
maestría, formando grupo de estudio respetando la diversidad y no tanto con
aquellos que piensan como uno.
En este sentido, las escuelas de negocios tienen
que asumir el reto de poner más énfasis en el tema de la ética, la
transparencia en los negocios y la honestidad en cada uno de sus cursos, para
lograr que sus alumnos -en especial del programa MBA- reflexionen y se
comprometan a dirigir las organizaciones por el camino correcto, que colaboren
en la construcción de una sociedad más honesta y sostenible en valores.
Entendemos que esto depende de cada persona, de
cada alumno, que la escuela de negocios no es responsable de los actos de sus
alumnos, pero si creemos que pueden hacer un esfuerzo para que “la cuenta de
resultados”, no se convierta en lo más importante de la gestión directiva.
Comentarios
Publicar un comentario